Análisis 'Desarrollo'

Cataluña, sin amnistía de los inversores hoteleros y de las grandes marcas foráneas

17 de noviembre de 2023

La amnistía al proceso rupturista de Cataluña no se ha extendido a que también los inversores hoteleros y las grandes marcas extranjeras estén olvidando las agitaciones políticas que revirtieron décadas de confianza turística en la región.

En los pasados años ni Barcelona ni sus litorales de la Costa Daurada y la Costa Brava han registrado una oleada de proyectos de primer nivel como la que se ha vivido en el resto de España, sobre todo en Madrid, Andalucía y Baleares, según viene revelando ‘Desarrollo‘.

Four Seasons, Six Senses, The Standard, Mett, Rosewood, Anantara, Ikos o SO/ son algunas de las enseñas que se han establecido en estas zonas, y que han descartado a Cataluña ante la incertidumbre jurídica por el desafío independentista.

Los grandes destinos catalanes de ciudad y de costa se han visto afectados por la contracción de dos de sus principales cinco mercados como eran el nacional, influido por el separatismo, y el ruso, ante la Guerra de Ucrania.

Un gobierno autonómico como el de la Generalitat, alineado con los sublevados contra la unidad refrendada por la Constitución, no ha contribuido a acercar nuevas iniciativas hoteleras de lujo, de igual modo que tampoco lo ha el sesgo ideológico de los pasados ocho años de alcaldía barcelonesa.

En los tiempos recientes, la región nororiental española ha carecido de grandes aterrizajes de nuevas marcas de la máxima categoría y de proyectos de los grandes grupos internacionales.

Las enseñas que han venido anunciando sus nuevas iniciativas han sido en su mayoría de origen balear, como Meliá, OD o Fergus, en zonas como Barcelona, Salou o Lloret, que figuran entre los 12 destinos del país con más habitaciones.

La cadena de los Escarrer viene siendo la más activa con el Monterrey de Lloret, o el futuro Gran Meliá Torre Melina, antiguo Fairmont Rey Juan Carlos I.

También una cadena local como Aqua planea nuevos establecimientos en Blanes y Santa Susanna, mientras las mayores en Cataluña como Best focalizan su expansión en el resto del país.

Respecto a la propiedad inmobiliaria, los más activos han sido Meridia, que compró a la familia Gómez Casals el Hotel Gallery, o los mexicanos de Blasson que se hicieron con el Sofia, así como los saudíes de Olayan con el Mandarin quee era de los Reig, además de Perial tras adquirir a Angelo Gordon el Dolce by Windham Sitges.

Sin embargo, ninguno se trata de establecimientos nuevos ni suponen el aterrizaje de innovadoras y lujosas marcas que realcen la oferta hotelera del destino.

Algunas de las grandes cadenas radicadas en Cataluña como Hotusa sacaron su sede de la región ante la sacudida política, y, de igual modo que gigantes como Caixabank o Naturgy, carece de planes a corto plazo para regresar.

Las hoteleras con más presencia en Cataluña son locales como Best, Catalonia y H10, a las que siguen la francesa Accor y la mallorquina Meliá, a continuación de las cuales se sitúan Sercotel, Hotusa, NH, Alegría, Ona, Princess, Ohtels, Sehrs o H-top.

Sin embargo, Barcelona afronta esperanzas en revertir algo esta coyuntura tras salida de Ada Colau del alcaldía, mientras Salou tiene ante sí la ocasión de reforzar su oferta con la puesta a la venta por parte de  KKR e Investindustrial de Port Aventura, cuyos terrenos aledaños perfilan un complejo hotelero paralizado desde hace años.

La Ciudad Condal acoge grandes enseñas de lujo como Mandarin, W by Marriott, Edition, Le Meridien, Renaissance, Sofitel, Nobu, Hoxton, ME by Meliá o Sofitel, a diferencia de las provincias de Girona y Tarragona, si aún ninguna.

En cualquier caso, hasta la fecha ni inversores ni grandes marcas foráneas han demostrado alguna amnistía ni olvido sobre los sucesos de los pasados años, que les han hecho confiar más en otros destinos del resto del país.

 



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