Análisis 'Desarrollo'

El gran motivo de los herederos hoteleros para seguir: el cariño a sus equipos

14 de julio de 2023

Las siguientes generaciones de las principales dinastías hoteleras españolas vienen coincidiendo en transmitir a ‘Desarrollo‘ que entre las varias motivaciones para continuar sus legados hay una que es la que más peso tiene, y es el cariño a sus equipos.

Los herederos de las mayores cadenas afirman a este periódico de forma prácticamente unánime que su sentido de la responsabilidad y de agradecimiento con su personal es lo que por encima de lo demás les compromete a seguir con la obra de sus padres.

Los sucesores de las grandes estirpes turísticas del país reconocen que sus vidas serían más cómodas si abandonasen los rigores del día a día de unos proyectos con miles de empleados, proveedores, clientes y acreedores bancarios.

El factor económico de los beneficios que les reporta su actividad no les supone ni de lejos un motivo de peso para dedicarse a la gestión de sus hoteles, ya que la mayoría de nuevas generaciones del sector no se caracteriza por un tren de vida desenfrenado.

Si fuera por dar prioridad al dinero, los nuevos líderes de la hotelería española habrían decidido vender sus negocios, o imitar el camino de alguno de sus familiares de disfrutar los placeres en vez de la rutina de enfrentarse a multitud de problemas diarios y constantes viajes cada semana.

Sin embargo, tras toda una existencia compartiendo mucho tiempo de roce con sus equipos, los herederos sienten a sus equipos prácticamente como parte de su familia, y su compromiso con ello les lleva a importantes renuncias con tal de devolverles tanta lealtad y esfuerzo durante muchos años.

Las circunstancias de bonanza en la que han crecido los sucesores de las grandes dinastías se asemeja poco a la de sus antecesores, que sí tenían en el aspecto económico un mayor motor para impulsar su sacrificio hacia hacer crecer y crecer sus proyectos.

La generación de la posguerra ha llevado a que muchos de estos pioneros tenga dificultades para no hacer otra cosa que no sea trabajar, tras interiorizar desde muy jóvenes el hábito de esfuerzo sin descanso.

La crisis del coronavirus hizo aventurar que podría producirse una oleada de sucesiones sin completar, de igual modo que también se presagiaba con las desapariciones de los fundadores, pero la realidad ha desmentido estos pronósticos que procedían sobre todo de los entornos financieros.

Las grandes sagas del turismo español consideran a sus empresa como un hijo más, y de hecho las nuevos líderes ya están incluso incluyendo a sus muy jóvenes hijos en tareas de base, de igual modo que en bastante casos lo hacen con los parientes políticos.

La norma en las principales cadenas españolas, por tanto, es la de un horizonte de continuidad de sus actuales propietarios, que se refrenda en los planes de expansión sin freno, y en las nueva iniciativas como las tecnológicas o de producto para adecuarse  a los tiempos.

Así, salvo muy contadas excepciones, la dignificación que caracteriza al grueso de grandes dinastías hoteleras tiene otra muestra más en su voluntad de mantener el legado empresarial de sus antepasados, y hacerlo por motivos más de responsabilidad y empatía que de egoísmo.

Aunque en ciertas ocasiones se reste mérito a los sucesores porque sus padres o abuelos les dieran todo hecho con la dificultad insuperable de haber creado todo de cero, algo de valor también cabe reconocer a quienes pudiendo tener todo y vivir de rentas, eligen el camino de corresponder todo el sacrificio que sus equipos han hecho por sus familias.

 



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