Análisis 'Desarrollo'
Los 5 destinos de interior españoles donde cabrían proyectos hoteleros de lujo
27 de octubre de 2023La España interior cuenta con cinco destinos que sobresalen como los que albergan un mayor potencial para acoger proyectos hoteleros de lujo con las marcas internacionales que ahora apenas tienen presencia en el país, como ya reveló ‘Desarrollo’.
Este quinteto de zonas girarían en torno a varios de los pueblos reconocidos entre los más bonitos y de mayor encanto, como son Albarracín (Teruel); Úbeda (Jaén); Cudillero (Asturias); Sigüenza (Guadalajara) o Guadalupe (Cáceres).
Los atractivos que hacen factible el aterrizaje de enseñas hoteleras de primer nivel serían culturales, gastronómicos, naturales y sobre todo históricos, que es el valor donde reside la mayor singularidad en estos destinos y que es el elemento clave para diferenciarse turísticamente.
El fomento institucional de iniciativas de este tipo contribuiría a revitalizar las economías de las zonas despobladas, con un producto de la mayor categoría bajo los principales estándares de sostenibilidad y promocionando a proveedores de kilómetro cero.
Las marcas extranjeras de lujo ya están protagonizando en España una inaudita ofensiva por los hoteles de interior en medio de zonas despobladas, y que por tanto no pueden clasificarse ni de destinos urbanos ni de playa o cercanos a ella, como recogió ‘Desarrollo‘ (Inaudita ofensiva de las marcas extranjeras de lujo por hoteles de interior en España).
Los proyectos de Six Senses para Cebreros (Ávila) o Gerena (Sevilla), o de Hilton en Cáceres, se suman a otros en este sentido como el de Marriott en su Marqués de Riscal bajo su gama A Luxury Collection.
Estas iniciativas demuestran el potencial del país más allá de sus destinos más conocidos, gracias a atractivos como el enoturismo, la gastronomía, la aventura, los retiros de bienestar, la cultura o la historia.
Hasta la fecha, la enseña más icónica para este tipo de productos corresponde en España a Paradores, a la vez que para inmuebles históricos han existido proyectos como el denominado MYC para conventos o monasterios en desuso.
Francisco Albertí, Managing Partner aBusiness.H – Hotel Transactions, divisa por ejemplo una tendencia en el sector hotelero que se inclina hacia los destinos de interior donde la inversión ha puesto el foco, no solo por su singularidad, sino por el producto que ofrece.
«Destacaría el auge de inversión y demanda en productos experienciales de interior, de segmento alto y medio en toda España donde desconectar de la rutina y conectar con esa España más desconocida, pero accesible, con gastronomía, cultura, patrimonio histórico y naturaleza», vaticina el experto.
Sus previsiones apuntan al auge del producto hotelero de interior que «con el cambio climático y el estilo de vida actual, cada vez va a ser más demandado y apreciado».
Para Albertí, el cliente de los hoteles demandará más experiencias, tanto dentro como fuera del establecimiento, que el diseño como tal del mismo (Albertí: «Los hoteles de interior cada vez serán más demandados y apreciados»).
«La tendencia es más a experiencias, marcas y estilos de vida, nichos culturales, musicales, holísticos, etc… que al diseño en sí mismo o interiorismo en el producto», recalca.
El perfil que valora este tipo de alojamientos es aquel que busca un retiro de bienestar saludable; quien ya conoce los más famosos destinos del país; el que dispone de tiempo y flexibilidad para alargar su estancia más allá de un par de noches.
El efecto tractor que tendrían para España el cobijo de este formato de producto alojativo supondrá asimismo un estímulo para que fuese replicado en otras zonas, en una oferta que hasta ahora solo cubre parcialmente la cadena Paradores.
El amplio patrimonio religioso que dispone el país y al que la iglesia ya le está buscando nuevos usos ante la falta de vocaciones también invita a una estrategia pública que fomente la atracción de inversores hacia el turismo de interior de lujo.
La provincia de Teruel es un ejemplo de clara candidata a ofertar una suma de experiencias turísticas en sus diversos pueblos con encanto bajo el más conocido y emblemático de Albarracín, y su entorno de paisajes singulares.
Asimismo, la comarca donde se ubican Úbeda y Baeza, ambas bajo el atractivo de su reconocimiento como patrimonio de la Humanidad, permitirá conformar una oferta de experiencias de varios días que incluyesen parajes como la Sierra de Cazorla o visitas a la vecina Alhambra de Granada.
En el norte, el pueblo de Cudillero ha ido creciendo en fama, y emergería como gancho para presentar un abanico de productos turísticos que además del paraíso natural que supone Asturias, extenderse a la Galicia cantábrica y a abarcar en el otro extremo a Santillana del Mar o a Comillas, con un fuerte componente de la gastronomía.
Extremadura también cuenta con una serie de atractivos con las que colmar desde Guadalupe los alrededores de proyectos hoteleros de primera categoría, como el parque de Monfragüe, el valor histórico del monasterio de Yuste y el de la cuna de conquistadores como Trujillo.
Finalmente, el entorno de Sigüenza brota al mismo tiempo como un enclave idóneo para la inversión hotelera de lujo, con municipios como Atienza, Valverde de los Arroyos, unido a experiencias naturales en lagos.
Así, la España interior demuestra un amplio potencial para acoger desarrollos hoteleros para el viajero de mayor tarifa, a la vez que ofrecer una alternativa economía a zonas en declive, que sirvan como ejemplo para promover más allá de litorales y ciudades los beneficios que genera el sector.
En paralelo, inmuebles eclesiásticos como monasterios y conventos acaparan la atención como candidatos a entrar en el mercado de productos susceptibles de reconvertirse en hoteles, según contemplan desde hace tiempo las autoridades religiosas, como reveló ‘Desarrollo‘.
La falta de vocaciones va dejado a las joyas arquitectónicas religiosas dispersas por cada rincón de España con cada vez menos personas para su cuidado (Los monasterios entrarán en el mercado reconvertidos en hoteles).
Esta ausencia de uso para sus fines eclesiásticos que viene acentuándose en los últimos tiempos ha llevado a que la Conferencia Episcopal se plantee la puesta a la venta de algunos inmuebles históricos.
De entre todos los usos posibles, el más factible y deseado es el de la reconversión para uso hotelero, para salvaguarda del patrimonio cultural y también como revitalización de las zonas más despobladas.
En los últimos años han existido iniciativas para lanzar proyectos similares al de Paradores en cuanto a producto de valor histórico con el atractivo de la experiencia.
Conventos, monasterios, palacios arzobispales, hospederías y seminarios son inmuebles susceptibles de ser rehabilitados en hoteles de lujo en ubicaciones privilegiadas tanto urbanas como rurales.
Así, existe un gran número de inmuebles disponibles de este tipo para monetizar el patrimonio religioso de algunas congregaciones religiosas.
El producto hotelero que pudiera resultar de estos proyectos ya concebidos pasan por establecimientos con entre 30 y 50 habitaciones dirigidos a un segmento de cliente de tarifa superior.
Algunos bocetos apuntan a un cliente más senior y de elevado poder adquisitivo al que ofrecer un producto que incluya un producto de wellness y spa.
El impulso de este proyecto con la puesta en el mercado de inmuebles para su reconversión en hoteles puede suponer un punto de inflexión en la hotelería española.