La pionera que se retira tras apuntarse el mayor salto patrimonial de los resorts

Carmen Riu se jubila en unas semanas y deja como legado durante sus años de actividad el mayor salto patrimonial que ha registrado la propiedad hotelera del segmento vacacional en todo el mundo.

Durante el cerca del cuarto de siglo que Carmen Riu ha ostentado la máxima responsabilidad ejecutiva de su cadena ha logrado multiplicar el valor de sus inmuebles hasta convertirse hoy en el de mayor tasación del nicho.

A cargo del área de finanzas, su crecimiento en este cuarto de siglo ha sido paulatino debido a evitar prácticamente endeudarse, a diferencia de otras hoteleras de su mismo perfil patrimonialista.

Esta estrategia, que pudo ralentizar su crecimiento hasta la crisis de las subprime, le acabó dotando desde entonces de una mayor agilidad, unido a su capacidad para la eficiencia y generar una rentabilidades exponenciales.

Así, el salto de la cadena desde hace algo más de una década apenas tuvo parangón en el sector a nivel de activos tangibles, con los hitos de Nueva York y Madrid.

Carmen Riu, de esta forma, deja como herencia a su cadena una solvencia de difícil comparación, con inmuebles en varias de las calles más cotizadas de todo el mundo, en una liga que en España solo puede superar Amancio Ortega.

Desde sus dos grandes motores de caja como los destinos abiertos todo el año de Cancún y Canarias pudo comprar edificios también en Londres, Chicago, Toronto, San Francisco o Miami.

Pero su prioridad siempre reconoció que fue asegurar la sucesión y evitar los conflictos de otras dinastías, al apreciarlo como la gran amenaza a la continuidad de su obra que pocos podían imaginar que alcanzaría esta consistencia.

Esta pionera, en consecuencia, pone fin a sus funciones ejecutivas con el hito del mayor salto en su valor patrimonial que ha conseguido cualquier cadena centrada en resorts, con unas bases para que en el futuro puedan seguir multiplicando su valor con ceñirse al modelo de sus generaciones precedentes.