Tribuna 'Desarrollo'
El diseño como pilar de éxito en proyectos hoteleros
15 de agosto de 2024Por Diego Zúñiga, arquitecto y fundador de Grupo Zwark
Imagina entrar a un hotel y sentir que estás en un lugar único, que te sorprende e inspira desde el primer momento. Este es el impacto del buen diseño de interiores. En la industria hotelera, donde los estándares de servicio son una expectativa mínima, el diseño se convierte en el factor diferenciador que puede llevar al éxito rotundo.
La clave está en invertir en un concepto de marca sólido que abrace la innovación y la identidad propia, destacándose en un mercado saturado. Es imprescindible involucrar a diseñadores de interiores reconocidos, artistas en su campo, capaces de transformar un espacio común en una obra maestra de hospitalidad. El costo del diseño de interiores debe ser una inversión esencial en el presupuesto hotelero. No debemos escatimar en este aspecto, ya que el retorno de inversión es notable. Un diseño excepcional atrae a huéspedes y también a la comunidad local y visitantes de otros hoteles. Un entorno bien diseñado se convierte en un imán de consumo, ya sea para una comida, una reunión de trabajo o simplemente para relajarse.
La inversión en diseño de interiores es una estrategia a largo plazo. Un hotel que se distingue por su diseño puede cobrar tarifas premium y atraer a un público exigente. Además, un buen diseño genera publicidad gratuita a través del boca a boca y en redes sociales, donde los huéspedes comparten sus experiencias. Al trabajar con diseñadores de renombre, el hotel se beneficia de su experiencia y red de contactos, aportando ideas frescas y soluciones innovadoras que no se habrían considerado de otra manera.
El diseño de interiores va más allá de la estética; tiene un impacto directo en la experiencia del huésped. Un hotel con un diseño bien pensado puede transmitir comodidad, lujo y una sensación de hogar, algo que es invaluable para los viajeros. Desde el lobby hasta las habitaciones, pasando por los espacios comunes y áreas de ocio, cada detalle debe estar cuidadosamente planificado para ofrecer una experiencia coherente y memorable. Un lobby con una decoración acogedora y un diseño funcional invita a los huéspedes a relajarse y socializar. Las habitaciones, por otro lado, deben ser santuarios de tranquilidad, con muebles ergonómicos, iluminación adecuada y tecnología intuitiva. Los espacios comunes, como los restaurantes y bares, deben ser versátiles, capaces de transformarse para diferentes eventos y públicos, manteniendo siempre una atmósfera atractiva y confortable.
Un hotel bien diseñado no solo es atractivo para los viajeros; también puede convertirse en un punto de encuentro para la comunidad local. Al ofrecer espacios versátiles y atractivos, el hotel puede organizar eventos, exposiciones de arte y actividades culturales que atraigan a residentes locales y visitantes. Esto no solo genera ingresos adicionales, sino que también crea un sentido de pertenencia y comunidad en torno al hotel.
Los restaurantes y bares del hotel pueden convertirse en destinos culinarios en sí mismos, atrayendo a comensales que buscan una experiencia gastronómica única. Al colaborar con chefs reconocidos y ofrecer menús innovadores, el hotel puede establecerse como un referente en la escena local, atrayendo tanto a turistas como a habitantes de la ciudad.
Finalmente, un diseño excepcional debe ir acompañado de un servicio de alta calidad. Los empleados del hotel deben estar bien capacitados para complementar el entorno físico con una atención al cliente impecable. Esto incluye desde el proceso de check-in hasta la asistencia durante la estancia, asegurándose de que cada interacción sea positiva y memorable. La atención al detalle es crucial. Desde la selección de materiales hasta la disposición de los muebles, cada elemento debe contribuir a una experiencia coherente y placentera. Un hotel que cuida cada aspecto de su diseño y servicio puede crear un ambiente donde los huéspedes se sientan valorados y apreciados, fomentando la lealtad y las recomendaciones.
No se trata solo de decorar, sino de crear una experiencia integral que combine estética, funcionalidad y calidad de servicio. Invertir en un diseño de vanguardia y colaborar con profesionales reconocidos no es un gasto, sino una inversión estratégica que puede diferenciar a un hotel en un mercado competitivo y asegurar su éxito a largo plazo. Así que, si queremos realmente diferenciarnos y alcanzar el éxito en la industria hotelera, debemos recordar siempre: ¡Diseño, diseño, diseño!