Análisis 'Desarrollo'
Un hotelero fue el pionero de la internacionalización de las grandes empresas de España
29 de septiembre de 2023Un hotelero fue el pionero de la internacionalización de las grandes empresas de España, según se detalla en el libro ‘Leonor, estadista ante revoluciones’ editado por Círculo Rojo, a cuyo adelanto ha tenido acceso ‘Desarrollo‘.
En esta obra se explica que el país, tras haber perdido el tren de la revolución industrial, las grandes fortunas evolucionaron desde su origen como terratenientes, como los sucesivos duques de Alba, de Medinaceli o de Medina Sidonia.
Después de ellos sobresalieron en el sector servicios el Marqués de Salamanca o Juan March, quien acaparó una influencia notable en la política. En Andalucía, que venía de su rol la región más rica, las principales fortunas las ostentaban los Ybarra, Pickman, Larios o Heredia, aunque procedían de otros territorios.
A esa generación pertenecieron también empresarios pioneros, ya con más peso industrial y del norte del país, como Damián Mateu (fundado de la automovilística Hispano-Suiza), Pepín Fernández (creador de ‘Galerias Preciados’), el financiero Elías Masaveu, José María Aguirre (creador de Agromán, Ferrovial, Acerinox), Demetrio Carceller (fundador de Campsa), el editor José Manuel Lara, el industrial Silvestre Segarra, Ildefonso Fierro (propietario de Fosforera), el constructor Félix Huarte, el juguetero Pascual Payá, el acerero José María Aristrain Noain, o el polifacético José María Ruiz Mateos.
Pero todas ellas se enmarcaron en el ámbito nacional, y el salto a la internacionalización lo protagonizaron a finales de los años 80 una serie de pioneros hoteleros encabezados por Gabriel Escarrer (Meliá), que abrió así la implantación exterior de la gran empresa nacional.
El mallorquín, tras su aterrizaje en Bali, se convirtió también junto a Miguel Fluxá (Iberostar) en clave en la histórica apertura al turismo de Cuba, mientras en México destacaron Pedro Pueyo (Oasis) y Luis Riu, junto a Miguel Codolá (Valentín), a la vez que en República Dominicana los más determinantes resultaron Pablo Piñero (Bahía Príncipe) y Gabriel Barceló.
Posteriormente, desde antiguos monopolios o sectores fuertemente regulados, a finales de los años 90, el desembarco exterior de grandes empresas correspondió a la banca con Emilio Botín (Santander) o Emilio Ybarra (BBVA) a la cabeza, junto a constructoras con Florentino Pérez (ACS), Rafael del Pino (Ferrovial), José María Entrencanales (Acciona), José María Villar Mir (Acciona), Esther Koplowitz (FCC) o José María del Rivero (Sacyr), así como energéticas (Repsol o Iberdrola) y empresas de telecomunicaciones (Telefónica). La cercanía al poder político había marcado a estos sectores, con muchas de estas empresas basadas en una Madrid donde se dictan las leyes.
Pero entre sectores desregulados, la internacionalización llegó también a nichos más estratégicos como la prensa, donde despuntaron Jesús Polanco (Prisa), Eduardo Sánchez Junco (¡Hola!) y Rafael Caballero (editor turístico líder mundial de audiencia con el Grupo Preferente), a la vez que en prensa deportiva sobresalió ‘Marca’. Del lado textil, las grandes expansiones foráneas corrieron a cargo de Isaac Andik (Mango) y sobre todo de Amancio Ortega (Zara e Inditex), quien creó la mayor empresa mundial de su nicho, y se convirtió en el español más rico de la historia y uno de los diez mayores del mundo.
Así, una mayoría de grandes empresarios del país —con la excepción de madrileños Juan Abelló (farmacéutico) y los Alcocer-Cortina (financieros)— procedían del litoral, mientras del Mediterráneo destacaron Juan Roig (Mercadona), Marc Puig (perfumes), la industrial Sol Daurella, el farmacéutico Víctor Gallardo (Grifols), el editor Javier Godó (La Vanguardia) o el inmobiliario Tomás Olivo, a la vez que de la cornisa Cantábrica emergieron Isidoro Álvarez (El Corte Inglés), el industrial burgalés Francisco Riberas, o el gallego inmobiliario Manuel Jové.
La crisis de 2008 supuso un vuelco para la propiedad de algunas empresas españolas de sectores estratégicos, como la energética Endesa, que pasó a manos italianas, país desde donde se controlaba también en las comunicaciones a Mediaset (Telecinco) o a Unidad Editorial (El Mundo). Iberia, por su parte, pasó a ser controlada por los ingleses de British Airways, en un mismo país donde acabó Tabacalera. En paralelo, Aqualia acababa bajo control del mexicano Carlos Slim, a la vez que otras fortunas latinas aprovecharon para crecer en empresas nacionales como el mexicano David Martínez y el colombiano Jaime Gilinski (Banco Sabadell), y el venezolano Juan Carlos Escotet (Abanca desde las cajas gallegas). Pero sobre todo los grandes fondos internacionales aumentaron su desembarco entre las grandes corporaciones que se agrupan en el selectivo bursátil Ibex, como los estadounidenses Blackrock, Vanguard, Fidelity, el noruego Norges, o el de Qatar.
No obstante, las pymes representan más del 90 por ciento del tejido empresarial, pero el capitalismo español, de igual forma que le ha ocurrido al europeo, se ha quedado atrás respecto al estadounidense basado en Silicon Valley a la hora de crear gigantes mundiales tecnológicos como Apple, Google, Amazon o Facebook, con casos muchos más modestos como Idealista, Cabify, Glovo o Jobandtalent.
La falta de escala y de capitales ha provocado que el reconocido talento nacional para la creatividad haya tenido que emigrar en su afán de lograr carreras prósperas.
España perdió el tren de la revolución industrial y también el de la financiera en los años 70, antes de la desregulación de Reagan y Thatcher, de igual modo que quedó atrás en la informática en los años 80, y en la de internet en los 90, aunque ahora la nueva economía al calor de las criptomonedas o la IA suponen una oportunidad, como están tratando de capitalizar países como Estonia o El Salvador o Singapur.
Así, solo los hoteleros mantienen el liderazgo mundial en su nicho como es el de los resorts, tras corresponder a Escarrer el histórico papel de pionero en el liderazgo de abrir el camino de la internacionalización de la gran empresa española.